Residencia

H’LICE < Desobedecer al Lenguaje

Residencia de creación realizada por la artista chilena Paulina Chamorro en NAVE.

H’LICE < Desobedecer al Lenguaje es una investigación teórica y práctica alrededor del concepto de desobediencia para concebir una pieza escénica que, utilizando de manera híbrida lo audiovisual, el sonido y las artes vivas performativas, invita a una experiencia reflexiva y sensible, cercana a la contemplación de una paisaje.

El punto de partida de esta residencia comenzó con la afirmación: desobedecer es obedecerse así mismo; y continua con la pregunta ¿cómo es un cuerpo, una corporalidad desobediente? Y una proposición: ¿a dónde se dirige el cuerpo cuando sale de la obediencia? 

Una pieza que imaginamos compuesta de tres partes I. naturaleza < II. agotamiento < III. contra uno, que se articularán para elaborar una ensayo estético y no lineal sobre esta cuestión que nos sujeta y gobierna con la apariencia de libertad individual. ¿Por qué nos cuesta tanto desobedecer aquello que nos arrebata lo que vale ser vivido? ¿Por qué nos cuesta tanto modificar aquello que nos perjudica como nuestros automatismos mentales, costumbres o hábitos disociados de nuestras necesidades básicas?

¿Podríamos practicar desobedecernos aunque sea un poco?

En esta residencia en NAVE se abordó la tercera parte de esta investigación III. contra uno, que indaga en los pliegues y desbordamientos de la obediencia en el cuerpo. Obedecer no está en nuestros genes, es el resultado de varios siglos aplicando tecnologías de control dirigidas a crear nuestra docilidad para obedecer incluso aquello con lo que no estamos acuerdo. La danza y el teatro son tecnologías disciplinares que educan nuestros cuerpos en la obediencia a ciertas formas, llegando incluso a formatear nuestros procedimientos creativos para obtener un resultado “controlado”, de “calidad” y que guste al “mercado”.

La metodología que empleamos es híbrida dejando que disciplinas como el sonido, la imagen fija y en movimiento, el cuerpo y los conceptos teóricos se contaminen las unas con las otras con el deseo de construir una experiencia desjerarquizada y paisajística perceptivamente. Apoyamos esta metodología con dos procedimientos de la performance: acontecimiento y fragmentación. El acontecimiento nos permitirá crear una forma de encuentro singular y pertinente a la propuesta, así como introducir otros usos del tiempo, alternativos al convencional. La fragmentación nos brindará la posibilidad de construir la narrativa del encuentro sin obligación de seguir una secuencia lineal de causa y efecto, escuchando lo que nos puedan decir los conceptos, la fricción entre los propios lenguajes y la potencia siempre abierta de coreografiar un acontecimiento.

Sobre la metodología

Esta residencia nos ofrece tiempo y espacio para atender a los procesos de aprendizaje y experimentación, no solo a los resultados. Estos últimos emergerán como continuación natural de la investigación y siempre que evitemos caer en protocolos conocidos y seguros. Por ello, trabajaremos de forma híbrida, es decir, tecnológica y analógica, teórica y práctica. Esta metodología, que en muchos aspectos se identifica con lo transdisciplinar, combina materiales y protocolos así como conocimientos de otras disciplinas facilitando modos de investigación integradores que no compartimentan ni separan los elementos sino que los ponen en relación sin temor a la contaminación.

Inquietudes y preguntas de la investigación

Este proyecto nace del deseo de reflexionar estéticamente sobre lo que  puede el cuerpo, la escena y la imagen audiovisual cuándo agrietan la coreografía de la obediencia que debilita la creatividad crítica constituyente de la vida íntima y social.

La disciplina modela la coreografía del cuerpo social y mueve las relaciones individuales y colectivas, los gestos y acciones. La introyección de formas sofisticadas de control y autocontrol tienen como finalidad que nuestros cuerpos y conductas actualicen el funcionamiento de las dinámicas sociales. Toda obediencia normaliza, regula y desactiva la capacidad de responder fuera de lo previsible. Hemos interiorizado este funcionamiento al punto de que es complejo contradecirlo y casi imposible distorsionarlo. Pero en algún momento, como un temblor, se manifiesta una disrrupción, un gesto/acción con la potencia de suspender momentáneamente la obediencia, porque toda obediencia insinúa un conflicto inmovilizado al interior mismo del cuerpo. ¿Cómo son esos gestos/acciones disrruptivos? ¿Son efímeros? ¿Conscientes? ¿Qué aspecto tienen? ¿Dónde y cuándo aparecen? ¿Qué dicen de nosotros, de la perpetuidad de nuestras conductas, de la inflexibilidad de nuestras coreografías diarias? ¿Tienen acaso la potencia de desactivar la servidumbre de nuestros cuerpos?

Reflexiones finales

Un cuerpo. 

Un estado. 

Una consecuencia.

Una repetición.

Un bucle del sistema.

El gesto aprendido. 

El gesto como temblor. 

El cuerpo como una deriva. 

El espacio como una acumulación.

El sonido que encuadra, que destituye.

Una imagen que performa, que se expande hacia el espacio vivo.