Residencia

Residencia Técnica: Lucila en el cielo con diamantes

Seleccionada a través de la Convocatoria Nacional Artes Vivas, la creadora  Betania Gonzalez trabajará en su residencia técnica en torno a la danza, y la luz y oscuridad. 

Tras haber trabajado en NAVE como seleccionada del Programa de Formación ¿POR QUÉ ME MUEVO? en 2018 en NAVE, la artista Betania González centra su residencia técnica este 2019 en la búsqueda del lenguaje de movimiento de un cuerpo no humano, a partir de la pregunta de lo viviente y no viviente, de lo material e inmaterial en conjunto con los experimentos de luz/oscuridad y danza que ha realizado en colaboración con Paulina Villalobos el último año.

Su residencia técnica al interior de Sala Negra se enfocará en lo incorpóreo, la oscuridad, la ausencia y “Lucila”:

Incorpóreo
Esta instancia es para los artistas un marco abierto para hacer experimentos de cuerpo, luz y sonido, tomando la idea de coreografía como posibilidad de escribir lo incorpóreo intentando alejarnos de la imagen de cuerpo reinante en las llamadas artes vivas. Nuestra búsqueda anhela desmaterializar el cuerpo, en un halo, un destello, un susurro, una onda, en la oscuridad, volverlo espacio, volverlo sustancia de cielo nocturno.

Oscuridad
Los humanos tenemos dos pares de ojos: uno para el día y otro para la noche. El primero es para los detalles, colores y permite un campo visual mucho más acotado que el par de ojos para la oscuridad, el que entrega mayor amplitud, otro tipo de claridad, despliega el imaginario, lo irracional y el instinto de supervivencia. Éstos últimos hemos dejado de usarlos al iluminar artificial y excesivamente la noche. La iluminación está sobrevalorada, la oscuridad olvidada. Es en oscuridad donde se sueña, se desdobla el ser, se ven espectros y fantasmas.

Ausencia
La participación sonora comienza en la utopía del silencio. El volumen de un sonido imperceptible, ¿realmente lo es? ¿cuándo desaparece y cuando aparece? El interés está en la sutileza de voces imperceptibles o casi imperceptibles que llevan a otra dimensión, considerando esa característica esencial en acusmática de que cualquier sonido que sugiera lo humano provoca la sensación de su ausencia, la incorporeidad manifestada mediante el sonido.

Lucila
Incorpóreo, oscuridad y ausencia. Más que crear a partir de conceptos, el interés de esta residencia es la poética de estos principios, por esto hemos recurrido a la poesía de Gabriela Mistral y su visión de “la clara y profunda noche” como fuente para desplegarlos.

Ficha artística

Propuesta coreográfica y dirección general María Betania González 
Propuesta de luz Paulina Villalobos 
Propuesta Sonora Alejandro Albornoz
Además cuenta con la colaboración del artista escénico y antropólogo Jorge Volpi

* Esta residencia está dentro del marco del proyecto Los Cuerpos son Celestes financiado por Fondart

Créditos Mila Ercoli